sábado, 11 de agosto de 2012

At the late night double feature picture show (I)

Últimamente, he recuperado de nuevo los niveles de hace tiempo a la hora de ver películas, nivel alcanzado gracias a una pasión obsesiva y compulsiva que me hace ponerme dos o tres películas por día, principalmente por la noche. Como la cantidad de films vistos en los últimos días es considerable y algunos hasta tienen cierto interés para los visitantes de este blog, aquí va la primera selección de dos películas por entrada para esta mini-serie de entradas que he dado en llamar, de manera muy imaginativa y original, At the late night double feature picture show.


Don Sharp fue uno de aquellos artesanos que ejerció parte de su labor para la gran familia que era la productora Hammer. Suyas son, por ejemplo, Kiss of the vampire y Rasputin, the mad monk, dos de las películas que surgen sin mucha dificultad cuando se habla sobre esta mítica casa, pero también la menos conocida The devil-ship pirates, una de las incursiones de la productora británica en el cine de piratas. Al margen de la Casa del Terror, Sharp tuvo una larga y fructífera carrera, a lo largo de la cual nos obsequió con grandes entretenimientos como Witchcraft.

Estrenada en 1964, y a través de una fotografía en blanco y negro que acentúa el ambiente macabro de la cinta, Witchcraft narra la historia de Vanessa, acusada de brujería y enterrada viva 300 años atrás y que vuelve a la "vida" tras ser removida la tierra del cementerio en el que descansa por parte de una constructora en lo que entiendo cierta crítica a la depredación inmobiliaria. El núcleo de la trama, que se sigue con interés y está dirigida con un oficio británico casi proverbial, asienta sus pies sobre ese horror anterior a la civilización presente y que aguarda dormido su momento esperando a que la desentierren. Y nunca mejor dicho. El regreso de la bruja prefigura una venganza, destinada a aquellos que la condenaron a la muerte en vida, en la que está acompañada por ritos nigrománticos y satánicos, en unas escenas llevadas con acierto tenebrista por parte del director.


 Into the coven


Además, la película tiene un par de detalles como el rencor milenario entre los Whitlock, linaje anglosajón de rancio abolengo, y los Lanier, raigambre normanda (nuevos ricos se podría decir), por una parte; y la relación entre los descendientes de ambos al estilo Romeo y Julieta por otra que le dan un curioso empaque a la película. Buena elección para iniciar una sesión doble de brujería.




Piers Haggard dio a luz en 1970 Blood on Satan's claw,  película que Mark Gatiss calificó en el documental de la BBC A history of horror como uno de los principales ejemplos de folk horror. Bajo este término, cuya aplicación al cine desconozco si fue idea de Gatiss, se engloban las historias cuya narrativa incorpora como elementos clave ritos ancestrales y paganos que lindan con el satanismo y la brujería en cuanto formas pre-cristianas que permanecen ajenas a la "civilización", fuerzas latentes cuyas raíces se nutren de la propia naturaleza y trascienden al solo individuo. En la práctica, y como sub-género de corta duración, las películas etiquetadas con este nombre no alcanzan los dedos de una mano (de la propia Blood on Satan's claw, la grande y soberbia The wicker man y Witchfinder General habla Mark Gatiss, aunque esta última se podría discutir), si bien se puede hacer extensible a otros largometrajes que comparten similar espíritu, casos de The devil rides out de la Hammer, Night of the demon de Tourneur o Eye of the devil.

Dicha película se estrenó bajo el auspicio de Tigon British Film Productions, una de las productoras que junto con Amicus o Tyburn aportaba su cuota de terror made in Britain a un mercado donde reinaba la Hammer desde finales de los 50. Haggard traza una historia donde el paisaje de la campiña inglesa del siglo XVII cobra especial relevancia, filmado en amplios encuadres o mediante diversos planos a ras de suelo que subrayan el carácter clave de la tierra en este cuento de horror. En la pequeña villa donde transcurre la acción, un campesino encuentra con su arado una calavera deformada con un ojo y pelo sobre ella. Este descubrimiento, que desaparece en cuanto el campesino regresa a buscar al juez (Patrick Wymark) para que vea aquello, dará inicio a una serie de acontecimientos que enfrentará al pueblo con temores que creían enterrados desde hacía siglos.


Tetas


A lo largo de hora y media, la trama, puesta en movimiento en unos tonos fríos similares a Witchfinder General aunque  más pulidos que los de su hermana, discurre por varios de los puntos cardinales de este tipo de películas: el secreto mágico compartido por un grupo determinado, la procesión, el culto a divinidades mediante sacrificios humanos, el conflicto hostil con los representantes de la religión vigente. De esta forma, el tapiz se va enriqueciendo mediante símbolos diseminados aquí y allí que remarcan el carácter cuasi mítico del relato: el lugar del rito, una iglesia entre cuyas ruinas se levanta el Mal; la procesión que preludia el rito de sangre siempre toma forma de juego de niños; la presencia salvaje e imponente de la naturaleza, las coronas en forma de flores, los desnudos nada puritanos.

A pesar de ciertas dudas de por dónde tirar la historia y algunos titubeos que pueden hacer recelar al espectador, Blood on Satan's claw es, en conjunto, una más que entretenida producción británica de ese género que, siguiendo a Machen, sacó el terror de los castillos entre tinieblas y lo colocó a plena luz del día revistiéndolo de viejos símbolos dando espacio a ese horror soterrado y anciano como el mundo que permanece oculto e indómito.

jueves, 9 de agosto de 2012

DX-Ball


En 1986, Taito, esa compañía cuyo logotipo tenemos incrustado en el cerebro tras años jugando a las máquinas recreativas, decidió coger el viejo juego Breakout de Atari y darle una limpieza visual. El resultado fue Arkanoid, un éxito inmediato que se tradujo en su aparición en todo tipo de consolas, en las mencionadas maquinitas y en el interés de todo tipo de programadores por destriparlo y hacer su propia versión de este adictivo arcade.

Uno de estos programadores fue Michael P. Welch, alguien que se define como gran fan de los ordenadores Amiga y Commodore 64 y entusiasta de lo que podríamos llamar videojuegos de garaje, hechos por 1 ó 2 personas, además de los gráficos coloristas y la jugabilidad simple y adictiva. Algo que no se queda en simples palabras y podemos apreciar en este DX-Ball




El tal Welch no hizo más que lo que en terminos cinematográficos se llama remake. Con una salvedad: no se cargó la obra original. Simplemente, cogió el Arkanoid, modificó los colores, creó un número elevadísimo de pantallas (¿100? No sabría decir ahora, pero hay rato) e introdujo diferentes y atractivos power-ups para regocijo, o espanto, del jugador. Como tantos otros, pero este es el más divertido que he encontrado hasta la fecha. Recordaré la mecánica del juego para aquel que no la conozca: con el ratón, controlas una barra que tiene pegada una pelota pequeña. Encima, en una brillante imagen en 2D, se encuentra un muro de ladrillos. Si haces click en el ratón, la pelota sale disparada, rauda para romper cuantos más ladrillos mejor. Lógicamente, si fallas al devolver la pelota pierdes. Si logras devolverla, comprobarás a que se referían los cyberpunks con aquello de las drogas cibernéticas. Vas pasando de pantallas y ganando puntos, pero cada vez quiere más y más. Y te fastidia cuando la bola empieza a ir a toda velocidad; o tal vez no, tal vez te motiva como a mí si es que estás tan tarado como para pensar que a alguien más que a ti le importa el hecho de pasarse un nivel más. Y se te dibuja una amplia sonrisa, o debería decir mueca psicopática, similar a la que experimenta el personaje del Doom al recoger la escopeta de dos cañones, cuando te caen los citados power-ups, las mejoras para la pelota que hacen que rompas más y mejor los ladrillos. Hay varias, pero las ideales son las que yo llamo "el disparo", "la bola billar", "la bola volcán" y la suma de estas dos últimas: "la bola billar-volcán". Muy imaginativo. Y eficiente.




Divertido, adictivo, gratuito y apto para videojugadores con memoria histórica, gente que quiera pasar el rato con esto en lugar de con las adaptaciones en Flash, retromongers en general que busquen lo antiguo por lo antiguo. En la página de BlitWise Productions, la compañía del autor, se puede descargar el DX-Ball "original" además de la segunda parte, que me he dado cuenta hace una hora que existía y probaré en cuanto acabe aquí. Asimismo, este no es el único programa de entretenimiento creado por este Michael P. Welch así que si os interesan este tipo de videojuegos, tal vez encontréis algo de interés en su catálogo. Yo lo comprobaré en unos días, tras pasarme la segunda parte de DX-Ball.

sábado, 14 de julio de 2012

Fire leap, de la banda sonora de The Wicker Man





Quinto tema de la fascinante banda sonora (Silva Screen, 2002) de una de las candidatas a mejor película de terror de la Historia, The Wicker Man.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Jon Snow, de la casa Stark


Últimamente, me he aficionado, esto es, me he enganchado de muy mala manera, a Game of Thrones. La serie, no el primero de los libros de Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin. Es curioso, porque siempre que me pongo con una obra recurro al original. Si es un libro, el libro. Si es la película, la película. Pero, qué le voy a hacer, la literatura fantástica medieval, con algunas salvedades, no ha sido nunca lo mío y prefiero adentrarme en ella mediante imágenes en movimiento, ya en pantalla o en viñetas. Tras años de leer por foros lo bien que están los libros y la serie, pues, he decidido ponerme con ella, animado en buena medida por venir facturada por la HBO. Y lo cierto es que tiene su cosa: guerras intestinas, pretendientes al trono, intrigas, más allá del Muro haber monstruos, protagonistas hostiables, violencia, sangre, sexo con violencia y sangre... Por lo que llevo visto, mitad de la segunda temporada, es interesante cómo va basculando entre la narrativa de conjuras palaciegas, la historia militar y los cuentos de dragones y criaturas misteriosas.

Quien también se ha aficionado la serie es cierta dibujante que está usando Game of Thrones como fuente de inspiración para su trabajo. Este Jon Snow, el bastardo de la casa Stark, es el primero de una serie de ilustraciones que le llevará por los Siete Reinos, retratando a varios de los personajes de esta saga. Así que estad atentos a sus  próximas actualizaciones. Una pista: el siguiente es alguien pequeño.

No dejéis de visitar su flickr y su página en Facebook:




Y para más información sobre la serie y los libros:


jueves, 24 de mayo de 2012

Kickstarter (SpaceVenture y Fedora Project), Resonance y Cognition



Hace unos días ya que salieron a Kickstarter, como si de la Bolsa se tratara, los dos últimos proyectos que nos hacen pensar de nuevo que hemos cogido una máquina del tiempo y nos hemos plantado en 1993.


A Roger Wilco están a punto de hacerle el vacío de mala manera


Por una parte, Los Dos Tipos de Andrómeda han solventado sus problemas musicales y, como tantos otros, han juntado de nuevo el grupo que les hizo llegar a la cumbre con la intención de preparar, a diferencia de otros que hacen gira sin, un nuevo disco llamado SpaceVenture, esta vez fuera del sello Sierra On-Line. Con su peinado mohawk y las gafas que fueron en su momento la envidia de los 80, los space rockers Scott Murphy y Mark Crowe, a falta de tener los derechos de Space Quest y ya veremos qué pasa con ellos, se encuentran desarrollando una aventura que tendrá los ingredientes de aquellas protagonizadas por Roger Wilco: espacio, humor, parodias de la cultura popular (No recent sci-fi/fantasy related movie, series or video game is safe from our parody scope. We’re looking at you Avatar, Firefly, and Halo dicen), villanos a bordo de naves estelares... 500.000 dólares es la cifra que tratan de recabar mediante la plataforma de crowdfunding. Por el momento, y a falta de 19 días para que termine la colecta, "solo" llevan 217.000, con un ritmo lento que, aunque con una base a su manera amplia (4.200 personas han contribuido por el momento), me hace dudar sobre el fin exitoso de la empresa. Pero, ya se sabe, aún queda la esperanza. Y 19 días.





 Tex Murphy, cuando el futuro se parecía a los años 90

Por otra, Chris Jones y Aaron Conners continúan incansables su particular trabajo de Sísifo: darle a Tex Murphy una nueva entrega que continúe el cliffhanger que cerró Overseer allá por 1998. Una empresa que tiene ya 10 años entre intentos de llamar la atención de aquellas editoras que por entonces tenían los derechos de la saga, seriales de radio para hacer ver el seguimiento que tiene la misma y desarrollar otros juegos para financiarla. Es posible que estemos ante el intento definitivo, en el que se han aliado los deseos de los aficionados a las aventuras con el medio que parece idóneo para aunar esfuerzos. Y al eterno Proyecto Fedora le va mejor que a los ex de Sierra, con menos gente (2.860), pero más dinero (casi 256.000) a los que habría que sumar 250.000 dólares financiados aparte de Kickstarter. Parece que falta poco para volver a calarse el sombrero y atarse las zapatillas de este detective del futuro.






Y desde hace unos días está disponible la opción de compra pre-lanzamiento de Resonance, la última aventura de Dave Gilbert. Hablar de Gilbert, y de su mini-compañía Wadjet Eye Games, implica casi siempre deshacerse en halagos. Algo comenté sobre The Shivah, aventura en la que un rabino debe habérselas con los bajos fondos de Nueva York, su corrupción y sus mentiras (mira, como en los altos fondos de Nueva York), y Gemini Rue, diseñada por Joshua Nuernberger; y no habría que olvidar la saga paranormal Blackwell, cuya última entrega Deception ya tiene un tiempo. Con Resonance, de nuevo estamos ante esa combinación de gráficos retro (menos simples y funcionales y cada vez con más cuerpo) e historia que deja en pañales a los aprendices alemanes de best-sellers de aeropuerto. En esta ocasión, los cuatro personajes que manejaremos luchan contra el reloj por encontrar los secretos de un físico fallecido que antes de morir dio con una tecnología que no debe caer en manos equivocadas. Su búsqueda les unirá hasta el punto de tener que trabajar unidos para evitar una catástrofe meteorológica. Tal vez dicho así suene a tele-film de Antena 3, pero creedme, este Gilbert sabe cómo tejer historias. Y los comentarios que se están publicando sobre el juego no hacen sino aumentar esta sensación.









Cognition también apunta maneras, y diría que ecos de esta forma de hacer aventuras gráficas relanzada por el mentado Dave Gilbert. Evidentemente, esto no es nuevo, historias serias y adultas, por así decir, hay desde siempre, pero la sensación que tengo es que de un tiempo a esta parte la mayoría de producciones con este tipo de argumentos son del nivel, me repito, de una película de sobremesa. Cognition, también financiada mediante Kickstarter (34.000 dólares es la cifra conseguida), es un título por episodios que nos pone en la piel de Erica Reed, agente del FBI que sigue el rastro de cuatro asesinos en serie y ciertas pistas que va dejando tras de sí alguien que comparte con ella un extraño don: ver el pasado asociado a un objeto solo con tocarlo. Para sacar esta aventura adelante, Phoenix Online, quien está tras la continuación no oficial de King's Quest, The silver lining, ha unido fuerzas con Khaeon Gamestudio y contará además con la colaboración puntual de Jane Jensen asesorando sobre la historia. El aspecto visual tendrá un estilo de novela gráfica que ya se puede observar en la página del proyecto. Y, asimismo, en la web han colgado tres temas musicales que dan junto a estas imágenes cierta idea de la atmósfera que envolverá a la aventura. Para este mismo junio es de esperar el primero de los capítulos.



Así las cosas, parece que el periodo 2012-2013 se presenta como el mejor para las aventuras gráficas en años en cuestión de propuestas de interés a nivel "masivo". Esperemos que, finalmente, los resultados estén a la altura de las expectativas.


Los Dos Tipos de Andrómeda y Spaceventure 

Chris Jones, Aaron Conners, Tex Murphy y Fedora Project

Wadjet Eye Games y Resonance

Phonix Online y Cognition

lunes, 30 de abril de 2012

El regreso de los ídolos: aventuras gráficas y Kickstarter

Imágenes de esas que uno encuentra por Twitter (leído a @mrtnkl)

Después del éxito de la campaña de Double Fine en Kickstarter (la plataforma con la que los internautas pueden apoyar económicamente los proyectos que en esta web aparezcan listados) que ha propiciado el regreso de Tim Schafer y Ron Gilbert a las aventuras gráficas, son varios los viejos autores que han decidido también volver a la primera línea del género: Jane Jensen con un estudio a cuestas y una historia de carácter metafísico llamada Moebius, Chris Jones y Aaron Conners con Tex Murphy, Al Lowe con, sí, un "nuevo" Leisure Suit Larry e incluso Los Dos Tipos de Andrómeda han salido de sus módulos de hibernación para diseñar una aventura ci-fi de humor con Gary Owens como narrador que se titulará Spaceventure. Veremos en qué acaba todo esto y, como aficionado, espero que no me tenga que llevar las manos a la cabeza con los resultados. La cantidad de ilusión con estos proyectos se encuentra con los años cada vez más temperada por una cautela casi paranoica y brutalmente defensiva. Aquí, los enlaces por si a alguien le interesa echar un vistazo o incluso contribuir con una limosna:


Jane Jensen en Kickstarter y su estudio

Al Lowe y Leisure Suit Larry

Chris Jones, Aaron Conners y Tex Murphy

Dos Tipos de Andrómeda



Algunos vídeos ilustrativos:

















Y este, de regalo. Impagable, de verdad:


miércoles, 18 de abril de 2012

Conquests of Camelot: the Search for the Grail




Sierra On-Line, 1990. El Grial como búsqueda tanto física como espiritual, un argumento basado en la mezcla de las leyendas cristianas y paganas, música de inspiración medieval... y muertes, callejones sin salida, el interfaz SCI todavía en sus primeras fases...

¡Qué gran introducción! Verla y desear echarle el diente a esta aventura es todo uno.

Ahora con más nico-glicerol. Y una reseña en Aventura y CÍA

martes, 3 de abril de 2012

Tres de fantástico español



El bosque del lobo, dirigida por Pedro Olea en 1970, cuenta la historia de Manuel Blanco Romasanta, aquí llamado Benito Freire, un buhonero de los pueblos gallegos que asesinó a varias personas alegando que cometió tales crímenes movido por una maldición que le hacía transformarse en lobo en las noches de luna llena. Protagonizada por José Luis López Vázquez, grandioso siempre, retrata con bastante acierto y mediante una cuidada fotografía un ambiente rural de superstición, religiosidad hasta el tuétano y clasismo. Habría sido necesario incidir con más fuerza en lo que rodea a Freire (¿psicópata, enfermo, verdadero licántropo?) y cuidar otros detalles (puede que a algunos les eche para atrás los diálogos tal vez demasiado teatrales), pero se hace muy disfrutable.




El mariscal del infierno
es uno de los títulos realizados por el tándem, por así decir, de León Klimovsky (director) y Paul Naschy (guionista/protagonista) y que inicia si no me equivoco la serie de Alaric de Marnac (mola el nombre), aquí llamado Gilles de Lancré. Gilles, un noble francés llegado de la guerra, se entrega con pasión a la búsqueda de la piedra filosofal, no dudando para ello en raptar jóvenes doncellas, todas mozas de buen ver, y sacrificarlas para mayor gloria de SATÁN para saciar sus apetitos de poder. La cosa luego más que tirar por el horror, que ahí está, lo hace por la espada y brujería (el barón es cruel, hay uno que es muy bueno, duelos a espada con saltos y acrobacias, romance, justas...). Tiene sus errores de bulto, incoherencias, historia y personajes que no se deciden..., pero también escenas con, como poco, buena ambientación. No está mal para pasar el rato. Y el tema de inicio engancha, con esa mezcla de melodía medieval y ecos setenteros y de western:







Y Atolladero. Óscar Aibar (Platillos volantes, El gran Vázquez) dirigió esta mezcolanza de ciencia-ficción, western, policiaco... protagonizada por Joaquín Hinojosa (No profanar el sueño de los muertos, doblador de Nicholson en El resplandor) y Pere Ponce, y con la colaboración de todo un Iggy Pop, que narra la historia de un pueblo de mala muerte de Texas dominado por un juez y del que el ayudante del sheriff sueña con escapar. Más que entretenida y decente. Me recuerda en algo a Acción mutante (y está rodada en las Bardenas, igual que la de Álex de la Iglesia) por la mezcla desprejuiciada de géneros aunque se contiene más con el humor, o lo trata de forma diferente. Me costó la vida encontrarla y no me ha defraudado (no es por justificar la espera). Puede que algo deslavazada en algún momento, coincidiendo con escenas que parecen filmadas más bien para "sorprender" violentamente al espectador, Atolladero es un retrato desgarrado de ese lugar que es un estercolero donde nada merece la pena, pero el tedio, la costumbre y el poder actúan a partes iguales para evitar cualquier tipo de deserción. También es una película con rifles, referencias a cómics, coches del futuro e infografía 3D entrañable. Banda sonora interesante además, con temazo westerniano interpretado por la Iguana:



martes, 27 de marzo de 2012

Nightsatan (electrónica macarra retro-futurista ochentera)



Tal vez sólo sea cosa mía, pero tengo la impresión de que según van pasando los años, al mismo ritmo que vamos escuchando discos, viendo películas, leyendo libros... vamos haciéndonos más descreídos ante las siguientes obras que tengamos que escuchar, ver, leer... Es comprensible. Se suele comenzar por alguna recomendación y ya sea desde casa o por mediación de otras personas esas recomendaciones suelen ser los popes del género: escucha a Black Sabbath, mírate El tercer hombre, léete a Kavafis. Serán ellos nuestras piedras de toque; el placer que nos proporcionen estas primeras experiencias, el nivel mediante el que serán comparadas las demás. Y vamos indagando, tras iniciar una búsqueda que será ya constante, descubriendo joyas, pero creo que siempre llega algún momento en el que nos preguntamos si alguna vez volveremos a sentir lo mismo que hace años tras escuchar la lluvia caer entre la tormenta. Demasiado maximalista esto que acabo de decir. Esperar que cada obra artística que pase ante nuestros ojos sea una un pináculo en su género resulta ingenuo. Además de frustrante (y subjetivo, por supuesto). Pero las hay, las hay, y esa sensación de perplejidad cuasi infantil y de maravilla (¿dónde has estado hasta ahora?) vuelve a resurgir. Me ocurrió con Los cronocrímenes (con The wicker man, recientemente visionada y que se merece una reseña por todo lo alto, también, pero entra dentro de la categoría de joyas; ocultas, aunque sea), con Pyramidal y ha vuelto a pasar con Nighsatan.


¿Alguien quiere seguir leyendo?


Tras un nombre que podría dar cobijo a una banda de heavy ochentero o thrash guarro y caótico, se esconden tres fineses que afirman tocar, por decir algo, lasermetal. Mazathoth y Wolf Rami mediante sintetizadores e Inhalator II con batería electrónica, sin tirar de loops ni partes pre-grabadas, se encargan de componer una música que según ellos, o el sello, encuentra su base en Goblin (uh), John Carpenter (el Mortiis, primera época, del cine fantástico, que no se olvide) y los grupos fineses de doom metal (tontos no son). A semejante mezcla habría que añadirle la influencia del sonido marcado por Kraftwerk (Nightsatan me hacen pensar en temas construidos tras escuchar en repetición continua Das Modell), cuyo poso aquí se mezcla con una de sus consecuencias: las melodías de videojuegos (chiptune) de finales de los 80 y principios de los 90 (cuando había que elegir entre Adlib, Gravis Ultrasound, Sound Blaster...) amén de otros compositores de la época como Vangelis; y recoge también en su haber el concepto de la ciencia-ficción en los 80. Inaugurado, en términos históricos, en 1979 con Alien y Mad Max (algo ya avisaban Silent running y otras), espoleado por Blade Runner y ampliado con Neuromante, esta visión del futuro colisionaba con violencia con la que había prevalecido desde los 50. Ni entornos asépticos de blanco inmaculado, ni ingenieros como héroes de la sociedad, ni brillantes domos en la Earth Avenue de Saturno, sino mega-corporaciones de colosales rascacielos, opresión, pobreza, control de la población mediante drogas de diseño cibernético. Y crestas punkies, chupas de cuero, outsiders que se niegan a ser deglutidos por la maquinaria sistémica. De ahí que el resultado global sea algo así como la banda sonora de la descomposición social de una época enfrentada ante un presente decepcionante y desesperanzador y un futuro con ningún viso de mejorar.


En los callejones más mugrientos de aquí hasta la Bahía de Chip Korea él es la única ley o Las más macabras de las vidas cyber-punkies


Así pues, tenemos a un grupo al que, lanzándome al vacío, podríamos calificar de synth-pop metálico y toques prog tocado a modo de banda sonora con los años 80 cyberpunk de fondo. Con escasas voces, instrumental al 99.9%. Una banda que está disfrutando de un número generoso de conciertos por su Finlandia natal (y ahí los podéis ver en los videos, con sus J'Hayber de Regreso al Futuro y muñequeras old school) y que en 2010 editó su debut Midnight laser warrior, con una macarrada por portada y que encontró su reverso ligeramente menos taleguero en la ilustración de ci-fi que abre el vinilo, en la calle en 2011. Dentro de él, 7 temas que demuestran la habilidad de estos deckards de la música para empezar con calma, aumentar las pulsaciones por minuto, parar, introducir los pasajes de decadencia humana, un toque nostálgico, sumergirnos en la atonía de las megalópolis (glorioso el final de Karelian starmaster (Evil Lucifer), tremendamente agobiante y oscuro, ahí debe estar lo que viene del doom) o pasar a otros momentos más de escapar bajo una lluvia nocturna acosados por cámaras teledirigidas, por así decir. No faltan las referencias populares en títulos como Death Chess 2000 (tema de ritmo aplastante in crescendo y que nos remite a Death race 2000, divertida película de la factoría Corman con David Carradine y Sylvester Stallone a la cabeza) y Stars, our destination (guiño, imagino, a Alfred Bester) o incluso en las propias melodías (Steel diamond part 4 comienza con el punteo que abre Wasted years en versión electrónica y hace de él un fondo más que interesante para una evocadora progresión). Y seguramente esté pasando otras por alto. Completan el disco Four eyed cyclops (inicio), Ninja apocalypse (medio) y Shogun sunrise (final), nombres que no defraudan para un álbum que no tiene ningún desperdicio.




Nightsatan han contado, además, con la colaboración puntual en conciertos de sir Albert Witchfinder (buscando en qué andaba este señor di con ellos), quien aporta su voz, su camiseta y sus gafas a un nuevo tema (tiene unos meses), de nombre Mysterium y con un tono melancólico.

Midnight laser warrior ha marcado el inicio de una senda que parece prometedora como prometedores lo eran los aero-coches y aero-patines hace 30 años y que aún no están sobre nosotros. Por ello, Nightsatan. He visto el futuro. Y está en 1982.





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viernes, 23 de marzo de 2012

Pickle Wars Trilogy



1993. Un cd que venía con no recuerdo qué revista. Efectivamente: shareware a mi derecha, shareware a mi izquierda. Y pepinillos, muchos pepinillos. Tantos que hasta caían de las nubes. Y hubo fuego, y los ríos se desbordaron, y la gente huía despavorida de sus casas pues el venturoso planeta de Arcadia había sido invadido por una tropa de (en)curtidos soldados extraterrestres. Así empezaba Pickle Wars (muy ingenioso).


3 megas... Cómo pasa el tiempo...


Eran los tiempos no solo de LucasArts y Sierra, sino también de Apogee Software y de Epic MegaGames (yeah), editoras que aprovecharon dicho formato de distribución para expandir su catálogo allende los mares como hizo MVP Software con el juego que hoy nos ocupa (además de con otros como Three point basketball y morralla peor). El diseño de Pickle Wars corría a cargo de Redwood Games, esto es, de la fundadora Karen Crowther y su pequeño, pero eficiente, equipo. Ellen Beeman aportó la línea argumental y Robert Prince llevó la batuta componiendo un puñado de temas pegadizos y tarareables para acompañar nuestras correrías por las pantallas de esta trilogía.




Pickle Wars se desarrollaba a lo largo de tres episodios, Invasion of the pickle people, Escape from the pickle planet y The search for the doomsday machine, títulos referenciales marcados por ese maravilloso concepto que es la ci-fi de andar por casa: ataque de pepinillos extraterrestres sedientos de sangre que son rechazados por los humanos como buenamente se puede. Sin embargo, que esto no lleve a engaño, que dicho planteamiento no es ni siquiera una excusa para jugar. Estamos ante un plataformas que para darnos algo de motivación irá simplemente introduciéndonos entre pantalla y pantalla unas viejas, pero entrañables, animaciones contándonos para qué estamos pasando con tanto garbo de nivel en nivel. En este caso, controlando a Dave nos encontraremos buscando primero un depósito donde se abandonaron las armas cuando la gente de Arcadia vio que no las necesitaba; después, un anciano fuera de sus cabales, pero entrañable, que responde al nombre de Lord Geric nos pondrá en la pista de un dispositivo del Juicio Final para acabar con esos malditos aperitivos mutantes; y más tarde aparecerá Linda, una chica que trata de salvar el planeta y que se encuentra más o menos igual que nosotros.


Aquí Dave



Aquí Linda


Aquí unos alienígenas apostando sobre el resultado del partido Pickles vs. Arcadia


El asunto de la cuestión es que en cada pantalla debes recolectar todos y cada uno de los SaladShooters (marca registrada) que se encuentran repartidos por el nivel, hecho lo cual puedes dirigirte a la puerta medieval de acero para pasar al siguiente. Así que vas disparando a los pepinillos, a los monstruos verdes y morados y a los robots con lucecitas y parabólicas que te vayas encontrando. La vida son zanahorias (?) y las hamburguesas y pepinillos, los no mutantes y más pequeños, te dan puntos. Y, claro está, hay que abrir puertas con llaves de colores mientras saltas por plataformas, te teletransportas, vas activando pulsadores, ríes, sientes... Una mecánica sencilla y a prueba de bombas de la que se disfruta en un entorno con un pixelado algo rudimentario ya para 1993, pero que no incomoda en absoluto e incluso se hace bonito de ver a su modo, con un fondo de la ciudad o del lugar en el que nos encontremos sobre el que se superpone la pantalla de juego.






Pickle Wars mantiene todavía hoy su condición de shareware así que solo se pueden probar los 12 niveles del primer episodio, pero también sigue conservando intacta su adictiva jugabilidad. Aunque solo sea eso, merece la pena probar este salto-disparo-¿dónde está el último SaladShooter? Pickles, go home!

http://www.dosgamesarchive.com/download/pickle-wars/



viernes, 16 de marzo de 2012

Cuatro de terror británico



Ya era hora de comenzar a inundar esto de cine de terror, del que poco o nada he hablado por aquí (¿habéis visto ya esta fantástica historieta de solo dos páginas con PETER CUSHING como invitado?) y lo hago hoy no con uno, sino con cuatro títulos de brit-terror, a cada cual mejor.

El primero es uno de esos experimentos de la Hammer en los 70 en los que trataba de variar la fórmula de terror gótico clásico para acercar sus producciones a los nuevos gustos del público. The legend of the seven golden vampires es una co-producción con Shaw Brothers Studio, gran productora de Hong Kong, y co-dirigida por Roy Ward Baker y Cheh Chang con la que se intentó un híbrido entre la fórmula hammeriana y el pujante cine de kung-fú consiguiendo un film que a algunos les parecerá casposo, cutre, etc. y a otros, una entretenida vuelta de tuerca. Drácula, en posesión del cuerpo de un señor de la guerra, viaja a Oriente y comienza a sembrar el mal. Años después, Laurence van Helsing se encuentra en China, buscando las formas orientales de la vampirología y la verdad tras la leyenda de los siete vampiros de oro. Entretenida, para sesión vespertina de domingo. Y Peter Cushing. Grande. Siempre.




Captain Kronos: vampire hunter sigue la misma estela que la anterior. Este film de 1974 dirigido por Brian Clemens nos presenta una revisión del clásico cazador de vampiros hammeriano. Aquí, el capitán Kronos del título, interpretado por un parado Horst Janson, es un hombre solitario, un veterano soldado solamente acompañado por su fiel ayudante, el jorobado Grost, con quien cabalga katana al cinto allá donde el mal reclame su presencia. Se nota que eran los 70, y no solo por la presencia de Caroline Munro, quien ya protagonizara otra de las películas más recordadas de Brian Clemens, El viaje fantástico de Sinbad. Tenemos en Kronos a un experto en el arte de la lucha contra los chupasangres, lanzado principalmente a la acción, que medita en curiosas posturas, fuma hierbas orientales y se da al amor libre con la primera moza a la que salva (quién podría culparle), paradigma bien alejado de aquel doctor puritano y reflexivo, aunque no obstante preparado también para el combate cuerpo a cuerpo, caracterizado por Peter Cushing en 1958. Así que tenemos al protagonista haciendo frente él solo a varios villanos, duelos a espada (atención a ese final de otra época), una escena de infiltración... Más los momentos de rigor dedicados a los ataques vampíricos, caza y escenas con estacas punzantes. En conjunto, la película resulta algo deslavazada y por momentos floja, pero es un bonito entretenimiento. Para acompañar a la anterior en una doble sesión dominical.




The Skull
y The creeping flesh, dirigidas por Freddie Francis en 1965 y 1973 respectivamente, son ejemplos de que había vida en Inglaterra más allá de la compañía de los Bray Studios. The skull es una producción de la Amicus con guión de Milton Subotsky, uno de los que ponía también el dinero junto a Max Rosenberg, basado en una historia de Robert Bloch. Una calavera, resto óseo de lo que una vez fue cabeza del marqués de Sade y que lleva la locura y la muerte a todo aquel que la posea, termina en las manos de un estudioso de la demonología que comprobará de primera mano lo que hasta ahora para él era simple teoría. Película más que decente. Freddie Francis, aunque se ve que era desafecto al género, demuestra su oficio creando una atmósfera hórrida y amenazante que traspasa la pantalla. Destacaría, aparte de, claro está, las interpretaciones de Peter Cushing y Christopher Lee, este como secundario, la secuencia onírica en la que el doctor Maitland comienza a comprender el influjo que ejerce dicho cráneo sobre los incautos que deciden acercarse a él.




En cuanto a The creeping flesh, esta era una película de la Tigon, pequeña productora responsable de obras como Witchfinder general o The blood on Satan's claw (esta la tenía por ahí y aún no la he visto). De nuevo, Peter Cushing es un doctor, el doctor Hildern, pero esta vez es uno que va de mal en peor con sus estudios, según se desprende de las palabras de su hermano, un Christopher Lee otra vez en un rol secundario y ante el que no puedes reprimir una mirada de odio, también un "hijo de puta", cada vez que aparece. El descubrimiento de un esqueleto prehistórico por parte de Hildern que podría cambiar la teoría de la evolución desencadenará el HORROR. A eso, añadidle el extraño pasado del doctor, una vieja profecía, varios casos de locura y un sanatorio dirigido de manera curiosa por Lee. Una gran película de terror victoriano cuando parecía que esto no daba para más.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Fly me to the moon: Pyramidal-Dawn in space



Esta serie, porque será una serie, de entradas que me saco de la manga dedicadas a la música que tenga que ver con el espacio debería ser inaugurada, evidentemente, por Hawkwind, pero, ay, fascinado me hallo ante el disco que me llegó por correo hace unos días (junto a Domo de Domo) y es de justicia hacer esperar a las huestes de Dave Brock en favor de Pyramidal.

Pyramidal es una banda alicantina que acaba de editar por Radix Records su primer disco, una muestra honesta y consistente del mejor space rock con aires psicodélicos. En Dawn in space, compacto principalmente instrumental, se pueden rastrear las influencias de rigor en el género del hard rock sesentero y setentero, no únicamente del flotante y espacial, al mismo tiempo que guarda entidad propia como para ser considerado más, mucho más, que un simple pastiche.


Atomic Avenue #1, Glen Orbik


Dawn in space se abre con una portada diseñada por el guitarrista del grupo y también bajista en Domo Óscar Soler, encargado de un artwork escueto, limitado por las cuatro páginas de libreto, pero altamente evocador. Un cosmonauta que dirige su mirada al cielo, una carta astral, una pirámide que asciende infinita, galaxias, nebulosas... El ser humano ante los vastos abismos del espacio (y el tiempo) con un colorido en tonos sepias y ocres que crea una distancia temporal con el espectador, como si moviera la estampa desde el 2012 y la recolocara en pleno 1963. Space is deep, music is endless.

Intronauts, corte de minuto y medio, nos pone en antecedentes. Aparecen los primeros sonidos cósmicos, la percusión anuncia la llegada de la noche perpetua, el espacio comienza a plegarse y desplegarse y entramos en Black land, con un riff marca Hawkwind, continuo, persistente y que suena a nave espacial arrancando cual V-2. La voz hace acto de presencia con un efecto que la diluye en el ambiente creado por el resto de instrumentos, quienes van avanzando en formación de caos ordenado. Por su parte, en Kosmik blizzard parece que las cosas se ponen feas para la tripulación, se ve que la hiper-velocidad no termina de funcionar y el cuadrante por el que viajan no acoge del todo bien a los cosmonautas, a tenor de los riffs sabbathicos que dominan la canción inundándola de oscuridad y malos presagios. Oh, el poder de Sabbath es grande aquí.


Aquí Pyramidal, aquí un amigo


Con Dawn in Space y Plastikleuten (Part I & II), los alicantinos siguen dando buena cuenta del largo, ancho, alto y las dimensiones que hagan falta del cosmos, demostrando un gran gusto a la hora de hilar pasajes y melodías que invitan al oyente a sumarse al viaje super-sónico. Con riffs y solos hipnóticos que obligan a uno a moverse hacia adelante y hacia atrás, hacia adelante y hacia atrás, sumiéndonos en esos estados cercanos al trance, sólo alcanzables mediante la meditación, la música, las sustancias ricas en psilocibina o todo al mismo tiempo; sintetizadores bien introducidos que curvan el horizonte de la percepción y del planeta-prisión Vega-7.




Tal vez, más efectos, más aún, pero frenéticos a lo Ozric Tentacles o Tom Sawyer de Rush, son los que echo en falta cuando Tempel Iaru (Tempel+Iaru=personal apreciación de Ash Ra Tempel) se dispara; un tema en el que regresa la voz del infinito, cuyas guitarras van ralentizando poco a poco el ritmo y que termina convirtiéndose en la Rat salad, The mule o Moby Dick de Pyramidal. Mars lagoon es la encargada de poner cierre al viaje, tema tranquilo que va in crescendo hasta romper, tras lo que se apagan las consolas y monitores... para volver minutos después con un punteo que podría ser algo así como el Autobahn de Omicron Persei 8, o como Hallogallo, y que me trae a la mente imágenes, supongo que por la mezcla en el título de “Mars” y “lagoon”, de cómo era visto el futuro en el espacio en los años 50 y 60, como de excursión desde una de las ciudades de las que habló Ray Bradbury en Crónicas marcianas hasta el segundo cráter pasado el Circo de Hiparco.

Pyramidal=Space, here we go!



Pyramidal-Dawn in space

1. Intronauts
2. Black Land
3. Kosmik Blizzard
4. Dawn in Space
5. Plastikleuten (Part I & II)
6. Tempel Iaru
7. Mars Lagoon



Miguel Rodes-bajo
Miguel Ángel Sanz-guitarra eléctrica, sintetizador
Óscar Soler-guitarra eléctrica, voz
Lluis Mas-batería y percusión

http://pyramidalmusic.bandcamp.com/
http://www.musikaze.com/radixrecords/